sábado, 4 de febrero de 2017

HISTORIAS CAUCASICAS

Desde que comencé el Abracadabra, son varias las historias, corroboradas en parte por otros testimonios, que insisten en llevarnos al mismo punto una y otra vez. Este punto es el Caucaso. Por ello quiero proponer una reflexión, que comienza con el discurso de Flavio Josefo cuando dice que, tras el diluvio, Tubal y el resto de los descendientes de Noe, diseminaron su estirpe por los diversos territorios del mundo conocido.

Para entender esta cita de Josefo debemos hacer otra concesión, y aceptar la existencia del tan discutido diluvio universal. Historia ampliamente difundida por Asia, América y Europa, desde antiguo, que describe una catástrofe natural de grandes dimensiones, y que provocó un despoblamiento masivo de determinadas áreas del planeta. Acontecimiento de tal envergadura que durante milenios fue utilizado como punto de inflexión temporal, que sirvió para establecer un antes y un después.

Lo que no hay duda es que algo sucedió seguramente a finales del Neolítico (VII-VI milenio a.C.), como corroboran los estudios científicos, llámese diluvio o deshielo o cualquier otro tipo de catástrofe natural asociada con el final de la última glaciación, que afectó sobre todo al norte de los continentes de Europa y Asia, y tal vez de América, que constituían los territorios más ocupados por la glaciación.

El Caucaso, por su situación entre Asia, Europa y el Mediterráneo, sería un lugar ideal donde cobijarse, tanto para gentes venidas del norte de Europa (Escandinavia, Europa central y del este), como de las áridas estepas siberianas, o de la cuenca del Mar Negro, por donde discurría una activa vía terrestre de comunicaciones entre los Balcanes y el Caucaso antes del diluvio.

Un movimiento de aglutinación, donde diversos pueblos, con diferentes lenguas y culturas, conviven, compartiendo historias, rituales, tecnología…que luego, en un movimiento contrapuesto de dispersión, difunden por todo el planeta. Algo así debió ocurrir en el Caucaso a finales del neolítico. Testimonio de ello son las historias del diluvio, la torre de Babel y otras (los judíos rojos), que parten junto con sus gentes a colonizar los confines del orbe.

Actualmente el Caucaso es un mosaico de culturas y de lenguas, como ya comentaba Plinio en el s. I d.C. Donde hay grabados en las piedras de época Neolítica que recuerdan a embarcaciones que más tarde utilizarían pueblos de origen escandinavo. Donde se han encontrado telares creados para la confección de un tejido específico, que utilizaron en su día poblaciones tan alejadas unas de otras como los celtas y los tocarios. Donde los griegos nombraron otra Iberia, como la nuestra, seguramente porque existía una afinidad cultural, un lazo de sangre. Y donde muchos estudiosos del tema coinciden que es el origen de las lenguas indoeuropeas.

Abracadabra es un ensayo de interpretación de la historia partiendo de las fuentes. Entre las que se encuentran los escritos antiguos que han llegado hasta nosotros, bien como relatos o como estudios eruditos, y que por muy inverosímil que parezcan, constituyen la auténtica memoria histórica del hombre. La memoria de los hombres que vivieron antes que nosotros, y que como nosotros recopilaron los acontecimientos de su momento en su recuerdo, transmitiéndolo según unos cánones y unos gustos.



Por ello, quiero reivindicar aquí esta fuente de conocimiento tan importante, no solo para comprender nuestra historia lejana, también nuestro pensamiento actual, porque ¿Que hay más cercano al hombre que el propio hombre, a pesar de estar alejado por el tiempo?